Entrevista a... Eduardo Frei Montalva, 1911 - 1982 Votando en las elecciones de 1969. Monumento en su memoria frente al palacio de la moneda. Contado entre los grandes estadistas del país, Frei tuvo una carrera basada en una mirada desde y hacia la clase media, a la que pertenecía y representaba. Fue depositario y portavoz de los anhelos de cambio en los temas urgentes de su época como Pablo Román, Periodista Lanet S.A. Con buena pluma y gran retórica, Frei dejó abundantemente plasmado su ideario social, político y humanista: “En una hora en que muchos temblaban y comenzaban a preparar su fuga de Chile, en una hora en que parecía para muchos que este país se desintegraba y en el corazón de tantos y tantos pobres había como una especie de amargura y escepticismo sobre las instituciones, las leyes y los hombres que dirigían su patria, ustedes han traído una respuesta, respuesta que es una afirmación de fe frente a la duda, que es una afirmación de valor frente a la cobardía”. “Tengan ideas en la cabeza y no sólo entusiasmo, porque así marcarán siempre el rumbo. Tengan alegría, porque ustedes tienen una gran patria y van a vivir grandes días en los años que se avecinan; una juventud con alta moral, con ideas claras aplastará al caudillo, al cacique, al aprovechador, al eterno barro humano que se quiere pegar al carro del triunfo. Este país sobre todo necesita un mensaje moral. No quiere partidos que sean oficinas de empleos”. “Vamos a construir una nueva patria. Ahí está la tierra y el artesano. Ahí está nuestro Chile, en una nueva expresión de solidaridad humana y de justicia social. Ese es el mensaje de ustedes, mensaje que no nace de ningún mandato de afuera, sino que resuena en los pasos de nuestros propios pies, sobre nuestro propio suelo chileno”. “Vamos a hacer un gobierno que no sólo va a garantizar el progreso económico, la justicia y la incorporación del pueblo en forma responsable a la tarea y al beneficio, sino que vamos a hacer esta tarea en libertad y en respeto a los derechos de la persona humana. En libertad religiosa, sindical, política y de expresión. Porque nosotros, durante toda nuestra vida, hemos sido garantía de respeto al derecho y a la libertad. Nadie tiene que temer de nosotros, si quiere incorporarse a esta tarea de libertad y de justicia”. “Me angustia saber que dura seré la construcción de Chile, porque construir cuesta muchos años y destruir no cuesta nada. Duele saber que en este mundo de hoy hay muchos países construyendo su desarrollo económico, mientras el nuestro permanece paralizado. Y duele que nuestra democracia y nuestra convivencia estén desapareciendo mientras se construye un muro de odios y farsas para separarnos”. “Surgirá desde la profundidad de su prueba hacia nuevas formas de organización social y económica. En ese instante, todos 1os chilenos pondrán su corazón y su mente para trabajar y para levantar a Chile. Por eso, en todo el país una mayoría creciente y abrumadora, que solo esté inspirada en el amor a la patria y a la justicia, que no esta comprometida con intereses mezquinos, que es capaz de concebir una patria más libre, mas abierta y mas justa, esta vigilante y de pie. Su esperanza es invencible. Su marcha no podrá ser detenida”.
Discurso radial abril de 1972. “Si bien Chile quería un avanzado proceso de transformación social, jamás aceptaría un régimen totalitario. (…) Chile saldría adelante, puedo afirmar hoy que, a pesar de lo duro y doloroso que pueda ser el esfuerzo, nuestro país se levantará y volverá a dar una lección de democracia y de libertad. Y en esa tarea está empeñado este país, y Carta al Presidente de “El proyecto en plebiscito refleja el espíritu que inspira a sus autores: ellos no creen realmente que el pueblo chileno tenga capacidad para pensar, opinar, decidir y elegir. Sus disposiciones conducen a un sistema preventivo-coercitivo que regirá por casi 25 años. Eso es lo que arrastra a la división, al extremismo, a la violencia y al caos. Todo su contenido revela una confianza ilimitada en los mecanismos de concentración del poder, y una desconfianza igualmente ilimitada en el pueblo, en el Parlamento, en los partidos políticos, en los organismos de base y hasta en los municipios. Lo único racional que puede salvar al país de la violencia, el odio y la revancha es que ese consenso se produzca cuanto antes. Mantener un régimen de fuerza continuado, apoyado en una minoría, inevitablemente agudizará el conflicto y la división entre los chilenos, y lo más probable –y experiencias hay por doquier-, es que por esta vía se precipite al país en otro régimen de fuerza en sentido contrario, o sea, que el péndulo vaya de un extremo a otro. Podemos afirmar en la forma más categórica que la democracia no es el caos. Un país no puede vivir en el temor de lo que pasará si vuelve a su vida normal; el temor de unos a la represión y el de otros a la revancha no puede ser el fundamento de una sociedad pacífica y estable”. Discurso pronunciado con motivo del plebiscito constitucional, agosto de 1980
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