1
- Recuerdo tus Bodas de Oro, al cumplir 50 años de matrimonio con la abuela. Ese día parecías un niño, estabas tan nervioso y tus ojos bien abiertos brillaban, creo, como el mismo día en que te casaste con la Tila por primera vez.

2
- Recuerdo como especial cada día domingo, cuando íbamos a visitarte y, de pequeños, nos llevabas a pasear al Parque O´Higgins.

3
- Recuerdo cada verano de mi niñez y parte de mi adolescencia, cuando partíamos cada 02 de enero junto a ti y a la abuela todos los nietos a veranear al Yeco “yeah”, mientras nuestros padres se quedaban trabajando en Santiago. Cuando cada día esperábamos la primera salida de la tarde del pan amasado y corríamos a la playa quemándonos las manos; y cuando rabiabas cuando te sacábamos a escondidas del negocio los chicles que tenías para la venta y, al llegar a nuestra adolescencia, nunca quisiste vender cigarros, pues decías que quedarías en la quiebra. (Bueno, tan errado no creo que hayas estado).

4
- Recuerdo nuestra despedida un día antes de que partieras. Fui a verte al hospital, tú dormías, me sentiste llegar y abriste bien tus ojitos celestes, apretaste mi mano, me pediste que me fuera de vacaciones, que conociera muestro país y que no me fuera a “Machi-Puchi” más conocido por otros como Machu – Picchu (Perú).

5
- Recuerdo lo que te gustaba el vino tinto, y para que la Tila no se enojara contigo, recuerdo que te serviamos a escondiditas.