Orlando del Carmen Flores Mayor
24 de Febrero de 1940
25 de Septiembre de 2003
Get the Flash Player to see this player.
Sobre Orlando del Carmen

Pararme frente al espejo. Anudar mi corbata. Respirar profundo. Admirar a Mamá. Amagar las lágrimas. Llorar en silencio. Mostrar fortaleza. Derrumbarme por dentro.
Mis pasos se dirigen hacia el lugar donde te diré adiós. Recordaré tus ojos, tu pelo, tu franqueza incontenible. Tu compromiso irrestricto.
Recordaré cuánto serviste. Cómo nos enseñaste que la felicidad no es completa si se alcanza a espaldas de la mirada solidaria, de la inteligencia puesta a disposición de los del lado, del hacer bien las cosas no para recibir loas, sino por un imperativo ético insoslayable.
Les contaré a todos lo que no se ve tras el hombre público. Les hablaré del amor conyugal, del cariño inagotable que emana de un roble. Nuestro roble. Un árbol frondoso de virtudes donde se pueden contener las dificultades y celebrar las pequeñeces. Un espacio donde sonreír con calma y aplacar las tristezas.
Otros también quieren decirte adiós. El Prat y sus guerreros vestidos de verde. Tus compañeros de trabajo y las vivencias de un hospital que recibía tus pasos como caricias de amantes comprometidos. Tus correligionarios y tus colegas. Todos intentando mostrarnos que te quisieron también.
Cuando todo termina, sólo quedamos un puñado de hombres y mujeres sintiendo el vacío de tu ausencia. Compartimos tu sangre. Cosechamos tus éxitos. Levantamos tus sueños.
En definitiva, disfrutamos de tu presencia por cortos 63 años. Años que parecen acelerar el paso cuando la plenitud y la trascendencia golpean la puerta de los justos.
Han pasado ya 4 años. Tu figura, cada vez más inmensa, parece recordarme serena que debo ser mejor. ¿Cómo poder serlo si me faltas en cada paso?
Necesito tu mano, tu risa contagiosa, tu olor a padre, tu mirada franca. Tu aprobación en mis proyectos que para mí tiene aires de bendición divina.
El más hermoso proyecto está por comenzar. Sé que estás aquí. En el silencio profundo de los días pasados, déjame encontrarte y abrazarte nuevamente. Entrégame otra vez, aunque sea la última, tu mirada henchida de orgullo.
Porque yo también la muestro cuando susurro tu nombre.
Aunque aún me falte tanto. Algún día dejaré de ser Esteban. Y seré como tú. Orlando Flores.

*
Pensar en mi papá es siempre un intento de acercarme a su grandeza. Con razón o sin ella, es sin duda, la persona a quien más admiro.
Pensar en mi padre es siempre una invitación a crecer, una búsqueda permanente por ser mejor. Si estoy cerca o lejos de seguir sus pasos ¿es relevante? He aprendido que sólo mantenerme en la búsqueda honra su memoria. Tratar de seguirlo me hace ser mejor. Ese solo hecho me hará transitar por senderos parecidos.

Aunque a veces la tristeza devore mis ganas, siempre hay un aprendizaje al final.

Aunque las cadenas del cuerpo nos hayan separado, algo inquebrantable nos une y nos enseña que separarnos un ratito, es apenas conocer una nueva forma de amar.


*

Autor: Orlando Esteban Flores Guerrero

Relación del autor:  Hijo

Enviar este Testimonio a un amigo
Tu nombre
E-mail a quien le envías
Mensaje

ENVIAR
Untitled Document

Inicio

Quiénes Somos

Preguntas Frecuentes

Contáctenos

Mapa del sitio

Untitled Document

Fundaciones

Servicios

Aniversarios

Entrevistas y Novedades

 

Untitled Document

Buscar Testimonios

Enviar Flores virtuales

Enviar Velas virtuales

Enviar Cariños virtuales

 

Untitled Document

Crear tu Testimonio

Usuarios registrados

Registrarse

Términos Legales

Privacidad

 

 

Untitled Document

Sitio Web desarrollado y diseñado por Lanet.cl