Sobre
Cristian
Cristian nació en Ñipas, Comuna de Ránquil, VIII Región.
Su familia la formaban sus padres, Angélica Lagos y José Pereira, y siete hermanos uno de los cuales falleció cuando era bebé. Cristian era el cuarto entre sus hermanos Lalo, Nene, Jorge, Susy y Teresa.
Su vida la pasó en Ñipas, residiendo junto a su familia en la población 10 de julio. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Liceo Virginio Arias, y luego estudió durante un año en el Instituto Virginio Gómez, siguiendo la carrera de Relaciones Públicas, para la cual tenía mucho talento, y que retomaría el año en que falleció.
Siempre muy participativo, integró muchas organizaciones de diferentes intereses, como grupos juveniles, folclóricos, religiosos, deportivos; fue también un gran DJ, animador, bailarín. Siendo un hombre joven, vivió más que cualquiera de su edad. Se relacionaba con los demás como una persona llena de experiencias, aunque sólo tenía 20 años. Era maduro, respetuoso, caballero, muy educado y un gran conversador. Listo en todo momento para ayudar en lo que fuera, aportaba además con su buen ánimo y sentido del humor.
Trabajó en la Municipalidad de Ránquil como encargado de la Casa de la Cultura, promotor de actividades culturales y todo lo relacionado con espectáculos.
Al medio día del caluroso miércoles 24 de enero del 2007, mientras los veraneantes y personas de Ñipas disfrutaban de un refrescante baño en el Río Itata, Cristian estaba bajo el Puente Ñipas y repentinamente desapareció.
El rumor de esta desventura llegó tan rápido y fuerte que no queríamos escuchar su nombre en el relato que hacía la gente....... Preguntábamos si estaba en otro lugar, esperábamos que no se tratara de él y que hubiera alguna equivocación, pero no sería así.... Fue larga la espera para encontrarlo, dos días durante los cuales todos sus amigos y conocidos estuvieron en su búsqueda minuto a minuto... Los locales nocturnos se cerraron por su ausencia, la gente aguardaba triste a orillas del río, hasta que al fin su tío pudo rescatar su cuerpo del fondo del Itata.
A su funeral llegó gente de todos lados, de cada rincón de la comuna, movilizados en micros y camionetas, para despedir al querido Cristian en una ceremonia cargada de emoción.
No podría contar las veces que intenté escribir esto... es como si mis recuerdos fueran de toda la vida, porque, aunque breve, el tiempo que compartí con él fue muy intenso, lleno de diferentes emociones, que marcaron la amistad que nos unió y cuya falta tanto siento ahora.
Cuando cae la noche siento que estás acá. Recuerdo cuando me decías: “las noches me encantan, me gustaría que siempre fuera de noche, me gustaría ser un gato en otra vida, me gustaría ser alguien importante, me gustaría trabajar en Relaciones Públicas, me gusta vestirme de negro, me gusta ser flaco, me encanta fumar, me fascina la música”, ¡tantas cosas conversaste con tus “viejas amigas.”! Nos acompañaste tanto, que no creo que tú lo hayas imaginado siquiera. Tu presencia era alegría, tu entusiasmo nos daba fuerzas para seguir adelante, tu mirada nos inspiraba ternura, tu risa encantadora nos permitía estar despiertas. En ese boliche nocturno donde tuvimos largas tertulias soñamos, sentimos y compartimos -con muchos cigarros- los momentos de nuestras vidas.
¿Sabes? Tus viejas amigas te extrañan, es fuerte el dolor de haberte perdido, porque eras tantas cosas a la vez: un niño hermoso, un viejo chico, regalón, maduro, sensible, desinteresado, enamorado, lleno de vida, amigo por sobre todo.
Gracias por tu vida generosa y feliz que iluminará la nuestra para siempre.