Sobre
Víctimas del Terremoto
Las 3:34 AM del 27 de febrero de 2010 quedará marcada para todos los chilenos como una hora fatídica. El país más sísmico del mundo volvía a ser golpeado implacablemente por la naturaleza.
Fueron 8.8 grados de furia natural que hicieron trizas las vidas de miles de sureños, llevándose a cerca de quinientos chilenos y dejando a otros tantos desaparecidos.
Chile se vestía de luto a la vez que seguía remeciéndose a cada réplica. Fueron horrorosas las escenas que llegaban incesantes desde la zona del epicentro en Constitución, Dichato, Iloca, Tirúa y tantas otras playas y caletas de pescadores que vieron cómo el mar se agigantaba sobre ellas entrando sin control reclamando vidas y bienes.
Dos regiones costeras prácticamente arrasadas era el saldo final pero el rastro de la tragedia a cada minuto parecía crecer. Vino la desesperación, el hambre, la sed y la sensación de caos que parecía invadirlo todo.
La población debía reponerse, reaccionar y actuar. Pasado el tiempo de los lamentos, se le debía dar una oportunidad a la esperanza. El llamado fue claro y simple: Arriba Chile!
La movilización de todas las fuerzas vivas de la sociedad está permitiendo de a poco que la tarea de reconstruir lo material y lo vital sea emprendida. El daño fue inmenso, pero se trabaja para estar a la altura del desafío. Con trabajo voluntario, inversión, organización, con la ayuda de todos, Estas dos regiones recuperarán con creces lo perdido inspirados en la memoria de quienes partieron esa triste madrugada.
En su recuerdo emprenderemos la reconstrucción, desde los escombros a la cima de la esperanza.