Sobre
Felipe
La vida y la alegría de un niño nacido en una familia de fuertes valores cristianos sería conocida por todos por una razón trágica y conmovedora. Felipe Cruzat, de tiernos once años se presentaba como el símbolo de la esperanza en la solidaridad desinteresada.
Una insuficiencia cardíaca impidió los sueños infantiles de Felipe que se vieron interrumpidos ante el dolor de la familia y de todos quienes conocieron de cerca su historia.
La familia de Felipe, especialmente ambos padres fueron quienes encabezaron esta cruzada de solidaridad que rápidamente movilizó desde los médicos y el ministerio de salud hasta la prensa que masificó la urgencia del caso, sobre todo destacando el lado humano.
Fueron notables los esfuerzos por irradiar la solidaridad por todo el país pero lamentablemente fue imposible contar con un donante idóneo o romper con las reticencias de los familiares de los posibles candidatos.
Recién el 20 de marzo pasado pudo vislumbrarse una luz de esperanza para Felipe con la operación que permitió conectarle un corazón artificial traído desde Argentina en el hospital de la Universidad Católica, donde médicos y todo un equipo de apoyo hizo lo humanamente posible por estabilizar al pequeño.
Fueron 93 los días en que Felipe apeló al sentido de humanidad de los chilenos y los familares en condiciones de decidir donar un corazón. El destino quiso que su organismo no pudiera más con la solución transitoria y un tres de abril nos dejaba un angelito cuyo dulce rostro se nos hizo familiar y querido.
Felipe nos representa a todos, representa la fragilidad de la vida, representa la fuerza que todos quisiéramos para enfrentar las misiones que tenemos en esta vida, representa la angustia e impotencia por lo imposible... representa el amor... el amor que tuvo la familia Cruzat que todo Chile apoya y se conmueve ante la partida de Felipe, quien tanto nos enseñó...