Ernesto Celis Moya
13 de Diciembre de 1937
10 de Octubre de 1998
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Sobre Ernesto

Lo recuerdo como un hombre Alto, el más grande mi casa. Usaba lentes cuadrados de marco grueso café, como los de Allende. Siempre impecable, con su pelo peinado con un “copete” hacia atrás, engominado gracias al limón que se aplicaba cada mañana en el baño. De niña me daba mucha risa el “pelo tan duro del tata”, hasta que descubrí su truco del limón.


Mi tata, como le gustaba que lo llamara, era un hombre maravilloso. Si bien era “a la antigua” y algo enojón, su sonrisa podía más. Lo recuerdo como alguien cariñoso, muy apegado a su familia. Creo que esa unidad que promulgaba es una de sus principales enseñanzas.

En el almuerzo del día domingo, no podía faltar en la mesa ninguno de los 8 integrantes que vivíamos con él. El vino blanco, del cual era un amante era un integrante más que no podía faltar. Le encantaba la comida casera, que por su puesto hacía mi abuela.

Llegaba cada noche de su trabajo, era tapicero, y al abrir la puerta, se veía la imagen del hombre impecable, de camisa celeste o blanca. Un lindo bolso de cuero café colgaba de su hombro, cargando sus pesadas herramientas. Cuando entraba, me colgaba de su cuello y le desarmaba su “copete” del pelo. En ese momento me daba un beso y llamaba a mi abuela para q me corriera y no lo despeinara, como si el limón no le durara todavía, era imposible que el estuviera despeinado.

Una vez por semana, traía a la casa una caja de alfajores o chocman, los que me devoraba, porque siempre eran para mí. Le gustaban los chocolates, quizás de él herede el gusto por ellos.

Era un fumador por excelencia pero pocas veces lo hacía dentro de la casa para no incomodar a nadie. Siempre salía a caminar por la vereda, caminaba desde la puerta de mi casa a la esquina del pasaje siguiente, y así hasta que su cigarro se apagaba. Algunas noches, sobre todo en invierno, se sentaba hasta muy tarde en la orilla del sofá a ver televisión, abría la ventana y fumaba un cigarro en la soledad del living.

Sobre los datos biográficos de mi Tata, puedo decir que se caso muy joven con Adriana Choapa. Tuvieron 5 hijos, de los cuales una, patricia, murió cuando sólo tenía 6 meses. Los demás, son Luis Ernesto (Titin, mi padrino), Adriana (mi nina, quien falleció hace pocos meses a los 50 años), María Angélica (Mary), y Juan Carlos (mi papá).

El año 1992, por motivos laborales se fue con mi abuela por dos años a vivir a La Serena. A pesar de la distancia es el tiempo que más disfrute con mi Tata. Iba cada fin de semana largo y me tomaba vacaciones cada vez que podía en el colegio para ir a verlos. Viajaba de noche con mi tía Mary, y él nos esperaba desde las 6 de la mañana en el terminal. Llegábamos a la casa y el desayuno estaba servido, Esos años deben haber sido los que más me consintió. Me armo una bandeja especial, arreglando un cajón de tomates. Dormía conmigo si yo quería, y tenia una paciencia única para soportarme con mi barbie que hablaba y que hacia sonar hasta altas horas de la noche. Se levantaba sigilosamente para que yo no despertara. Cuando iba a verlo al taller, me tomaba y me llevaba a los juegos y me compraba un rico helado serenense.

Fueron años muy lindos los que vivimos con mi tata, creo que se le extraña demasiado, nos hace falta. Cuando le detectaron su enfermedad (cáncer al estómago), fue demasiado tarde. Porfiado para ir al médico se aguanto los dolores hasta que ya no pudo más y el diagnostico fue tardío, impidiendo realizar un tratamiento. Lo desahuciaron con un máximo de 3 meses de vida, sin hospitalizarse y bajo nuestros cuidados nos acompaño 7 meses.

Es curioso haber escrito sobre él, creo que nunca lo había hecho. Tenía la sensación que no recordaba muchas cosas pero me di cuenta que gracias a aquellos detalles cotidianos, vistos con ojos de niña, puedo decir que conocí muy bien a mi Tata, que me acompaña con sus enseñanzas y sus recuerdos que siguen más latentes que nunca.

*
Viejo mi querido viejo, te extrañamos demasiado, nos haces falta. Se que te hubiera encantado conocer a tu nieto mas pequeño,Danielito, y habernos visto cumplir nuestros sueños, pero sabes una cosa, hemos seguido tus enseñanas y tu recuerdo siempre esta con nosotros.

TE AMAMOS TATA

*

Autor: Susana Celis

Relación del autor:  Nieta

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