Sobre
Louis
El padre de la microbiología creció en la pequeña ciudad francesa de Arbois y vivió su temprana infancia en medio de pieles y cueros de animales, fuente de trabajo de su padre, artesano en curtiduría.
Tal vez fue este contacto con procesos químicos de secado y preparación de pieles lo que le marcó el interés por investigar los secretos de lo infinitamente pequeño. Aunque en su colegio era considerado "mediocre" en química el joven Pasteur se las ingenia para progresar día a día. A los 25 años cursando estudios en la ya prestigiosa École Normale de París se destaca por su interés en fenómenos ópticos y el comportamiento de la luz en contacto con diversos compuestos.
Convertido en doctor en física y química, el ahora profesor Pasteur se dedica a la docencia en ciudades como Dijon y Estrasburgo. En 1854 se traslada a Lille donde es nombrado decano de la universidad local. Allí comienza su mejor etapa como investigador dedicándose a desentrañar los procesos de fermentación.
En Lille, como en el resto de la Europa de esos años, los productores de bebidas alcohólicas como cerveza y vino se preguntában cómo hacer para que éstos no se avinagraran o se acidificaran. Pasteur dedicó bastante tiempo a investigar la fermentación y descubrió que en el proceso actuaban una gran cantidad de microorganismos que terminaban por echar a perder la producción. La forma de deshacerse de ellos era tan simple como las bacterias mismas. Bastaba con calentar las bebidas o la leche a altas temperaturas y presión para quedar libres del problema. El proceso se conoce hasta nuestros días como Pasteurización.
El conocimiento de los microorganismos recién comenzaba pero restaba saber el origen de estos minúsculos seres. Pasteur se encargó de refutar las teorías de la "generación espontánea" descubriendo con sencillos experimentos que las bacterias y otros microorganismos provienen del entorno.
La fama de Pasteur crece y es requerido esta vez por la industria de la seda. En el sur de Francia una extraña enfermedad afectaba a los gusanos de la seda amenazando con arruinar la industria. Pasteur descubre que, nuevamente, esta situación se debe a la presencia de microorganismos. Bastaba con saber distinguir los huevos enfermos de los sanos. Así salvaba la exportación de finas sedas.
Pero el interés de Pasteur se derivó hacia la medicina cuando sospechó que los mismos microorganismos que avinagraban la leche o el vino eran los causantes de las enfermedades en los humanos. La teoría microbiana se abría paso a pesar de las apabullantes dudas de la comunidad científica de la época.
Pasteur dedicó el resto de su vida a investigar las causas de diversas enfermedades como la septicemia, el cólera, la difteria, el cólera de las gallinas, la tuberculosis y la viruela y su prevención por medio de la vacunación, método que ensayó en ovejas obteniendo brillantes resultados por medio de la experimentación.
Pasteur termina sus días en medio de importantes investigaciones en el instituto con su nombre y día a día se avanzava en la lucha contra males que en ese entonces eran sinónimo de muerte segura.
Su equipo de investigadores continúa su obra hasta el día de hoy basado en los descubrimientos de un genio al servicio de la humanidad.