Sobre
Immanuel
Nacido como Emanuel, el futuro filósofo es criado en una ciudad portuaria del antiguo reino prusiano oriental. De pequeño se educó en la doctrina cristiana siguiendo los preceptos bíblicos casi al pie de la letra. Su formación inicial fue estricta, con padres muy observadores de la doctrina cristiana y de los mandamientos.
Tuvo que dedicarse arduamente a los estudios del latín y las letras pues estos tenían mayor importancia para sus padres que las matemáticas o las ciencias. Sin ser un alumno brillante, tuvo una constancia suficiente para ingresar a los 16 años a la universidad de Konigsberg. Allí estudia filosofía y principalmente a pensadores como Leibnz pero además comienza a prepararse en la “moderna” física de Newton. Estos estudios preparaban el espíritu racionalista y científico que acompañaría su futura obra.
Pero por el momento el joven debe abandonar la universidad pues su padre agoniza por una afección cardiaca. Para aportar en su hogar, debe dedicarse a realizar clases particulares en los pueblos cercanos a la ciudad.
En 1749 publicó su primera obra que versa sobre las “fuerzas vivas”, Seis años más tarde obtiene la cátedrá de metafísica en su alma mater que enseñaría durante 40 años. Kant no para de estudiar y formar su propia visión de mundo, su propio pensamiento y filosofía. Su cosmovisión incluía un relato acabado de la formación del universo a partir de nubes gaseosas adelantándose varios siglos a la ciencia astronómica.
Pensador integral, Kant se interesa además de la ciencia, en el razonamiento lógico, la ética y las artes. Aportó innumerables conceptos a la filosofía sobre todo en la comprensión de las construcciones linguísticas. Además fundamenta toda su ética en base a tres axiomas fundamentales: “Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal."
"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cuallquier otro, siempre como un fin y nunca meramente como un medio."
"El ser es un fín en sí mismo. Tiene dignidad"
Sus obras adquieren cierto reconocimiento pero sus más importantes escritos como “Crítica de la razón pura” no son muy atendidos en su momento. Su interés por indagar sobre cuestiones teológicas y participar de los debates del tema en ese momento le hacen recibir acusaciones de ateísmo, lo que le trae problemas con la corona que son difíciles de solucionar.
Kant ya convertido en un pensador de renombre se ve aquejado de problemas de salud que terminan agravándose hasta provocarle la muerte. Muere en la misma ciudad que lo viera nacer y de la que, según algunas versiones, nunca salió.