Sobre
Salvador
Con un instinto artístico innato, el pequeño Salvador debió desarrollar sus inclinaciones a cubierto de la disciplina de un estricto padre. La figura materna se convirtió por entonces en la mano cariñosa que incentivó la mente creadora del futuro genio.
Sus primeras clases de pintura las tomó por consejo de la madre cerca de los 13 años. En ese momento, Dalí encontró a su priimer maestro en la actividad que eligió para vivir. En su primera exhibición pública, de 1919, el artista tuvo muy buena crítica a pesar de no tener experiencia.
Sus estudios en Madrid le hicieron elegir su propio camino en lo personal y en lo profesional. Conmenzó a construir su excéntrica personalidad que se anunciaba en estrambóticas vestimentas. Además el joven pintor se rodeó de otras futuras personalidades creativas de España como el escritor Federico García Lorca y el cineasta Luis Buñuel. Avanzada ya su técnica y dueño de una personalidad complicada, Dalí es expulsado de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El motivo fue expresar que ningún profesor era tan competente como para evaluarlo.
Del cubismo al clasicismo, de la vanguardia al dadaísmo, estilo que cultivaría en su consagración, Dalí desarrolló en Francia su técnica y círculo de amistades crecía y ya incluía a pintores de la talla de Picasso.
Debido a diferencias políticas, Dalí emigra a Estados Unidos en medio de la segunda guerra mundial donde completa su época más prolífica. Su esposa Gala que lo acompañaría por siempre, deja de existir en 1982 dejando a Salvador en una condición poco saludable, recluyéndose él mismo en una torre de un teatro llamada Torre Galatea.
El legado aporte artístico de Dalí se traduce en diversas expresiones como el vestuario, la escultura, la peluquería y por cierto, la pintura.
Sin duda Salvador Dalí aspira a ser un Leonardo da Vinci del siglo XXI.