Sobre
Gustavo Víctor Hugo
Nacido en Rancagua, fueron sus padres María Magdalena Valenzuela Valenzuela y José Duarte Encalada, siendo el quinto hijo de un total de seis hermanos, Galo, Teresa, Luís, Guillermo y Ana.
Sus estudios los realizó en Rancagua, llegando a cursar hasta tercer año de humanidades, con aptitudes en inglés y matemáticas. También destacaba por su redacción acompañada de su elegante letra, detalle que le ayudó en sus labores como contratista independiente más adelante.
Conoció a mi madre Rebeca cuando tenía 16 años y que luego tomaría como esposa. De esta unión nacerían 5 hijos: Gustavo, Patricio, Juan Carlos, Marco y Magdalena.
Con el deber de alimentar a su familia mi padre se empleó primero en una bomba de bencina, y luego aprendió el oficio de la construcción en la especialidad de pintura, mostrando habilidades especiales y gran espíritu de superación. Debido a esto se hizo independiente, logrando una situación que le permitió construir nuestra casa de Ibieta y también practicar los deportes de pesca y caza que tanto le apasionaron.
En esta etapa mi padre nos mostró el mundo: nos llevó de viaje; conocimos, por ejemplo, la laguna de Aculeo; también llevé su morral de caza en aquellas caminatas interminables junto a nuestro perro Ron. Por otro lado, conocí su empedernido gusto por los juegos y la enseñanza de que en esto “jamás ganas y tú no debes nunca apostar”.
Con el tiempo, mi padre dejó nuestro hogar, y formó una segunda familia en donde nacen mis hermanos Víctor Hugo y María Soledad.
Cuando el trabajo de pintura flaqueó, se dedicó a administrar un Salón de Pool y también adquirió un Taxi que le permitía traer el sustento al hogar. Esto facilitaba que yo conversara con él cuando pasaba hacia el sur, pues él paraba frente a la carretera.
El nacimiento de sus nietos le alegró y cada vez que hubo oportunidad de compartir con ellos la aprovechó.
Su temprana enfermedad no le quitó la fuerza para trabajar y cumplir con sus obligaciones. Durante tres años la llevó consigo, y en esta etapa fue fundamental el apoyo de su hijo Víctor Hugo y su hermana Ana, que siempre estuvieron asistiéndolo. Fue en el último tiempo cuando sintió el rigor de su enfermedad, que lo llevaría a la muerte en enero del 2000.