Sobre
Juan
Lo recuerdo chiquitito, los primeros días de colegio eran sinónimo de llanterío, no había mañana que no llorara, no quería ir al colegio, era mi regalón. Pensar que después fuera tan buen alumno. Hasta el último día -antes de que lo hospitalizaran-, fue a clases. A pesar de que se sentía mal, igual nadie lo convencía de faltar, era muy responsable. El me decía: “mamá, yo voy a estudiar, yo voy a salir de aquí, te voy a ayudar”.
Le gustaba el reggaeton, el Hip Hop, pero no era callejero, era muy tranquilo. La gente lo felicitaba por que era muy buen niño, se portaba bien, era estudioso y respetuoso con sus mayores.
El murió de cáncer a la columna. Todo empezó de la forma más inesperada posible. Un día me dejaron un balón de 15 litros en el living y él, leseando, me dijo: “mamá, te apuesto que lo levanto con una mano”. Pues bien, lo levantó y le dio un fuerte tirón en la espalda. Nunca le dejó de doler.
Un día mi patrón -cuando trabajaba de asesora del hogar- examinó las radiografías de mi hijo y me dijo que lo que tenía Juan era una fractura. Me explicó que tenía que llevarlo a un traumatólogo, él me ayudó.
El traumatólogo se percató de que había algo inusual en la fractura, por lo cual le sacó unas muestras y las envió a un hospital de Estados Unidos. En ese tiempo yo no entendía nada. A las semanas después me enteré de que mi hijo tenía cáncer, con 15 años, y metástasis en casi todo su cuerpo. Fue hospitalizado al instante, un día 3 de diciembre de 2005 en el Hospital Salvador.
El 3 de enero de 2005 trasladaron a Juanito al “Calvo Mackenna”. Así empezó su vida de hospital, con drogas y quimioterapia. Un día de agosto del 2005, la doctora que lo trataba en el hospital me comentó que de Estados Unidos habían mandado una droga equivocada y que la única que había era una que aún no se había probado en humanos, pero que sí había funcionado efectivamente en ratones. Esto fue lo que nos hizo decidir contarle a Juanito sobre su enfermedad. La idea era que él mismo decidiera si tratar o no con esa droga. La doctora nos explicó que al niño le quedaban 30 días de vida y que con esta droga quizás podría durar más. Y así fue, vivió más de 2 años.
En esos dos años y medio que vivió, Juan hizo hartas cosas, cumplió sueños, pudo pilotear ( aunque no volar, porque estaba muy delgado y le podía hacer mal) un avión. No fue un F-16, como él siempre añoró, pero sí una avioneta.
Juanito siempre fue un niño sonriente, feliz, mi máximo apoyo. Al final, Juanito no murió por cáncer, sino por insuficiencia respiratoria. Estaba tan mal que simplemente ya no le quedaban fuerzas. Así se fue mi hijo querido, mi gran apoyo.